Como un niño

por Gonzalo Salvatierra para Cuestión de Jueves.-

Soy un amor que duele mirar, le disparé sin ningún tipo de problemas. Tal vez deberíamos tomarlo como una señal, agregué ante la impávida mirada de ella. No me importó el 14 de febrero y todo su significado. Su respuesta, en tanto, incluyó un extenso silencio. En esta pequeña habitación, cada uno eligió su mejor veneno. El suyo dolió más, lo aseguro. Ahora tengo la conciencia más culpable. Mientras me daba la espalda y se dirigía hacia la puerta, me sentí débil. Alguna vez me dijeron que cuando te sientes más frágil, alguien sabe tu nombre, ¿Quién sabe el mío?

Antes de abrir esa puerta de color blanco, rememoré que la noche anterior había soñado con ella, que me pedía perdón, y vivíamos en una canción vieja y fácil. Sin embargo, estábamos solos en el espléndido recuerdo del amor que tuvimos. ¿Lo tuvimos? Sí, lo sé, soy el tipo de amor que duele mirar pero una vez fui suficiente para que lo intentes. Tras cerrarse la puerta, quedé debajo de los escombros tratando de no sentir esta soledad. Todavía me queda la esperanza de que pueda cambiar mañana. Es lo último que se pierde. Pero siempre se pierde. Eso sí.

El viento del portazo dejó un olor a tristeza y perfume. Del otro lado de la puerta, sé que se cayeron lágrimas de tus ojos. Por ello, pregunto al buen Dios, «¿Por qué?». Pienso que escuchando al salvador un sábado por la noche volveré a creer. Sin embargo, tengo mi oído pegado al suelo imaginando en tus ojos un domingo de Pascua. Me entristece saber que volveré a cortejar sueños vacíos, mientras una cicatriz no dejará de crecer dentro mío. Me disculpo si parezco un poco abrumado, pero me siento un niño tratando de sentir como un hombre.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar